Tomamos el tren del aeropuerto que hace todas las paradas de vuelta a Hongdae.

Fue una hora de bromas, yo, sin dormir, casi me quedo dormido en los hombros de piedra, y nosotros tocándonos para asegurarnos de que éramos reales. Ambos estuvimos de acuerdo en que estábamos molestos porque no podemos tomarnos capturas de pantalla secretas el uno del otro en la vida real.
Transferimos de Hongdae a Sinchon, y caminamos la empinada colina hasta mi edificio de apartamentos. Tiramos mis maletas en mi habitación, y Mingyu, que había estado cargando dos maletas de veinticinco libras, se derrumba en el suelo con un gran bufido. ¿Te mencioné que acaba de superar una neumonía? El chico es un luchador.

Y que quede claro que me OFRECÍ muchas veces a llevar las maletas pesadas.
Después de que Mingyu recuperara el aliento, inmediatamente salimos en busca de sustento. Nos decidimos por 닭갈비, que de alguna manera se ha convertido en una tradición para comer cuando mis amigos o yo llegamos a Seúl. Pedimos dos porciones de pollo a la brasa picante, col, batata, fideos y pasteles de arroz. Venía con un acompañamiento de kimchi, rábano encurtido dulce, ensalada de macarrones y rábano encurtido agrio. Y, por supuesto, una botella de Cass entre los dos. Al final de la cena, estaba claro que no llegaría mucho más lejos que mi casa. Estaba completamente agotado por no dormir durante casi 24 horas. Mingyu me ganó en la caja registradora, y nos mandaron a casa con bebidas de yogur para niños.
Mingyu me acompañó de regreso a mi apartamento, y le di uno de los regalos que había encontrado para él en los EE. UU. ¿Sabes esos pequeños vasos de vino? Esa es una tendencia que aún no se ha contagado en Corea. Así que le conseguí uno que dice una frase verdadera sobre Mingyu... Ser adulto es difícil.
Lo besé buenas noches, e inmediatamente me metí en la cama.
Hogar, dulce hogar.