2019.04.29 Corea del Sur, Primer Registro (Parte 2)

Tomamos el tren del aeropuerto que hace parada en todas las estaciones de vuelta a Hongdae.

Fue una hora de bromas, yo, sin dormir, casi me quedo dormido en los hombros de Mingyu, y nos dábamos codazos intentando asegurarnos de que éramos reales. Ambos coincidimos en que nos molestaba no poder hacer capturas de pantalla en secreto el uno del otro en la vida real.
Cambiamos de tren de Hongdae a Sinchon, y subimos la empinada colina hasta el edificio de mi apartamento. Tiramos las maletas a mi habitación, y Mingyu, que había estado cargando con dos maletas de 25 kilos, se desplomó en el suelo con un gran resoplido. ¿Mencioné que acababa de superar una neumonía? El chico es un luchador.

Y que conste que SÍ me ofrecí muchas veces a llevar las maletas pesadas.
Después de que Mingyu recuperara el aliento, inmediatamente salimos en busca de sustento. Nos decidimos por 닭갈비 (dakgalbi), que de alguna manera se ha convertido en una tradición para comer cuando mis amigos o yo llegamos a Seúl. Pedimos dos porciones de pollo a la brasa picante, col, batata, fideos y pastel de arroz. Venía con un acompañamiento de kimchi, rábano encurtido dulce, ensalada de macarrones y rábano encurtido agrio. Y, por supuesto, una botella de Cass para los dos. Al final de la cena, estaba claro que no iba a llegar mucho más lejos que mi casa. Estaba completamente agotado por no haber dormido casi 24 horas. Mingyu me ganó en la caja registradora, y nos despidieron con bebidas de yogur para niños.
Mingyu me acompañó de vuelta a mi apartamento, y le di uno de los regalos que le había encontrado en Estados Unidos. ¿Conoces esos pequeños vasos de vino de plástico? Esa es una tendencia que aún no ha llegado a Corea. Así que le conseguí uno que dice una afirmación verdadera sobre Mingyu... Ser adulto es difícil.
Le di un beso de buenas noches y me metí inmediatamente en la cama.
Hogar, dulce hogar.